Entre fierros forjados y árboles secos te encontré, olías a abandono...
Te llevé a mi casa, nos bañamos, dormiste en mi cama, te defendí de mi familia y de cualquiera que osara hablar mal de ti, te alimenté con la mejor comida y con caricias el corazón; te di todo lo que cualquiera como tú hubiese deseado.
Y de la nada, me dejaste y volviste al lugar de donde te saqué...
A los perros callejeros les gusta más el sabor a soledad; a libertad me dirías si pudieras hablar
Bienvenidos
Bienvenidos mortales, almas vagabundas, ángeles y demonios. Es un placer para mi tenerlos acá, disfruten de la música y cuídense de los zombies.
febrero 09, 2009
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2 comentarios:
también aman la libertad, una libertad inmensa, que sabe a descampado, a lugar inhabitado...
encontrastes algún poeta en tu camino...?
me confundes con las cosas que dices.
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